MATEMÁTICAS NIVEL SECUNDARIA
¿Qué se evalúa?
En esta asignatura se considera
que deben evaluarse los tres elementos fundamentales del proceso didáctico: el
docente, las actividades de estudio y los alumnos. Los dos primeros pueden ser
evaluados mediante el registro de juicios breves en los planes de clase, sobre
la pertinencia de las actividades y de las acciones que realiza el profesor al
conducir la clase. Respecto a los alumnos deben evaluarse dos aspectos. El
primero se refiere a qué tanto saben hacer y en qué medida aplican lo que
saben, en estrecha relación con los contenidos matemáticos que se estudian en
cada grado. Para apoyar a los profesores en este aspecto se han definido los
aprendizajes esperados en cada bloque temático, en los cuales se sintetizan los
conocimientos y las habilidades que todos los alumnos deben aprender al
estudiar cada bloque.
Los aprendizajes esperados son
saberes que se construyen como resultado de los procesos de estudio
mencionados.
Con el segundo aspecto por
evaluar se intenta ir más allá de los aprendizajes esperados y, por lo tanto,
de los contenidos que se estudian en cada grado. Se trata de las competencias
matemáticas, cuyo desarrollo deriva en conducirse competentemente tanto en el
estudio como en la aplicación de las matemáticas, ante las situaciones que se
presentan en la vida cotidiana.
¿Para qué se evalúa?
Aunque suena redundante, se
evalúa para mejorar lo que se evalúa, es decir, para mejorar el desempeño de
los alumnos y del profesor, así como la calidad de las actividades que se
plantean para estudiar matemáticas.
Los profesores frente a grupo
tienen la responsabilidad de evaluar en todo momento del curso escolar qué
saben hacer sus alumnos, qué desconocen y qué están en proceso de aprender.
Evaluar debe tener como propósito
para el profesor recabar información y realizar las acciones necesarias para
mejorar lo que se evalúa.
Para el estudiante, la evaluación
es una oportunidad de mostrar lo que ha aprendido y lo que aún le falta por
aprender. Es una forma de establecer un diálogo con el profesor en el que ambos
obtienen una retroalimentación recíproca y es una fuente de sugerencias de
acción (Clark, 2002).
¿Con qué evaluar?
Para evaluar el desempeño de los
alumnos es necesario plantear tareas que sean nuevas, es decir, que no
reproducen una tarea ya resuelta, sino que constituyen una variante de ésta.
Preferentemente dichas tareas deben ser complejas, es decir, que impliquen
movilizar diversos conocimientos y habilidades. Además, las mencionadas tareas
deben ser didácticas, esto es, que el enunciado de la consigna no induzca el
proceso a seguir y no indique los recursos pertinentes para su resolución
(Denyer, 2007).
Además de la información que
aportan las tareas planteadas, se pueden utilizar otros recursos, como
registros breves de observación, cuadernos de trabajo de los alumnos, listas de
control, anecdotarios, portafolios, etcétera.
¿Cómo evaluar?
Principalmente mediante la
observación del trabajo que realizan los alumnos, para tratar de conocer sus
logros y el origen de las dificultades que enfrentan. Es necesario
acostumbrarnos a tomar notas breves que nos informen sobre el desempeño de los
alumnos, sobre todo de aquellos que muestran más dificultades.
Toda la información que logremos
recabar, nos permitirán establecer juicios tanto de los logros y dificultades
que muestran los alumnos, como de las acciones pertinentes para que los
resultados mejoren. Es importante que dichos juicios sean conocidos por los
propios alumnos, por otros profesores involucrados en su proceso de formación y
por los padres de familia, con el fin de que puedan apoyar las acciones para
mejorar.
Con el fin de aportar algunos
elementos que permitan describir el avance de los alumnos en aspectos que van
más allá de los conocimientos y habilidades y que hemos llamado competencias
matemáticas, en seguida se establecen algunas líneas de progreso que definen el
punto inicial y la meta a la que se puede aspirar.
De resolver con ayuda a resolver
de manera autónoma. La mayoría de los profesores de nivel básico estará de
acuerdo en que cuando los alumnos resuelven problemas hay una tendencia muy
fuerte a recurrir al maestro, incluso en varias ocasiones para saber si el
procedimiento que siguen es correcto. Resolver de manera autónoma implica que los
alumnos se hagan cargo del proceso de principio a fin, considerando que el fin
no es sólo encontrar un resultado, sino comprobar que es correcto, tanto en el
ámbito de los cálculos como en el de la solución real, en caso de que se
requiera.
De la justificación pragmática al
uso de propiedades. Según la premisa de que los conocimientos y las habilidades
se construyen mediante la interacción de los alumnos con el objeto de
conocimiento y con el maestro, un ingrediente importante en este proceso es la
validación de los procedimientos y resultados que se encuentran, de manera que
otra línea de progreso que se puede apreciar con cierta claridad es pasar de la
explicación pragmática “porque así me salió” a los argumentos apoyados en
propiedades o axiomas conocidos.
De los procedimientos informales
a los procedimientos expertos. Un principio fundamental que subyace en la
resolución de problemas tiene que ver con el hecho de que los alumnos utilicen
sus conocimientos previos, con la posibilidad de que éstos evolucionen poco a
poco ante la necesidad de resolver problemas cada vez más complejos.
Necesariamente, al iniciarse en el estudio de un tema o de un nuevo tipo de
problemas los alumnos usan procedimientos informales; a partir de ese punto es
tarea del maestro sustituir estos procedimientos por otros cada vez más
eficaces. Cabe aclarar que el carácter de informal o experto de un
procedimiento depende del problema por resolver; por ejemplo, para un problema
de tipo multiplicativo la suma es un procedimiento informal, pero esta misma
operación es un procedimiento experto para un problema de tipo aditivo.
2 Exploración de la Naturaleza y
la Sociedad es una asignatura integrada por Ciencias Naturales, Geografía e
Historia por lo que sus referentes de evaluación son compartidos con esas
asignaturas.
¿A quién se dirige la evaluación?
La evaluación se dirige a los
tres elementos fundamentales del proceso didáctico: el docente, las actividades
de estudio y los alumnos. Los dos primeros pueden ser evaluados mediante el
registro de juicios breves en los planes de clase. Los alumnos deben evaluarse
considerando los aprendizajes esperados y el desarrollo de las competencias
matemáticas.
¿Cuándo evaluar?
La evaluación es un proceso
permanente y continuo, se evalúa durante el desarrollo de las actividades y
mediante la búsqueda de información en los trabajos que realizan los alumnos.
Si se considera que la evaluación
es una forma de dialogar entre el profesor y el alumno, este diálogo debe ser
constante para que se puedan realizar, en tiempo y forma, las acciones
necesarias para mejorar.
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