sábado, 25 de febrero de 2012

LEER



Leer…
Es viajar, y no en avión,
coche, barco, tren ni moto,
a cualquier lugar remoto,
sin moverte del sillón.
Navegar por el Mar Muerto.
Escalar el Himalaya
o una pirámide maya.
Ir en camello al desierto.
               ***
Es trasladarte al futuro
o pasear de la mano
por el pasado lejano,
sin necesitar conjuro.
Subir a un mamut lanudo.
Ver a Cleopatra en su trono.
-¡Cómo se da pisto y tono!-.
Visitar Marte a menudo.
            ***
Escuchar con atención
esas historias aladas
que, con palabras calladas,
vuelan hasta el corazón.
Conversar con Gloria un rato
del camello de Melchor,
de un pulpo enfermo de amor
o del pato Chundarato.
            ***
Es refugio y es consuelo,
como el cálido achuchón
que, con sabor a canción,
te da una nube del cielo.
El hado Chisgarabís
ayuda con su varita
a aquel que lo necesita
si el mundo se vuelve gris.
                ***
La lectura es compañera,
esa amiga singular
con la que puedes contar,
hogar que acoge y espera.

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